ROSQUILLETA en Barcelona

martes, octubre 30, 2007

De camino al curro

De camino al curro me encuentro a la misma gente. Gente normal y corriente. Gente con problemas y alegrías. Lo extraño es que casi siempre mantienen la misma expresión en la cara. Si están serias, siempre las ves serias. Si están felices, siempre las ves felices… En ocasiones, algunas personas consiguen escapar y dejan de estar tristes, Entonces, no dejan de sonreír…

- El hombre del balcón. Triste. Lo veo casi siempre fumando su cigarrillo. Ahora con su batín marrón y medio despeinado. Su cara es de: “ufff…”. Curioso personaje…
- Las marujas de la puerta 21. Criticando. Antes de llegar a la puerta, ya las puedes oír. Cuando salen por la puerta, no paran de criticar: “que si la vecina patatín, que si el precio de tal…”. Son dos abuelitas, un poco quemadas, la verdad.
- El perro del ferretero. Temblando. Es un perro genial. Pequeñísimo. Siempre lo veo haciendo guardia en la puerta de la ferretería, mientras su dueño hace sillas y mesas de metal dentro. Es muy pequeño y a esas horas hace un poco de frío, pero el no falla, hace guardia como le han enseñado.
- El niño triste. Triste, claro. Pequeñajo, con gafitas. Siempre cogido de la mano de su madre. Muy bien peinado, no protesta por nada, siempre mirando al suelo. Muy obediente, pero no sonríe… Su madre lo debe ver normal, no lo se, pero a mi me da un poco de pena…
- El niño alegre. Genial. Juega con su sombra, habla muy alto, siempre riendo. Su madre le escucha, y él le habla a su madre, y le cuenta batallitas. Vete tu a saber que le cuenta, pero no puede estar quieto. Siempre va un paso por delante o por detrás de su madre… o ambas cosas. Un nano, genial.
- La camarera. Feliz. La camarera del Bar de albañiles. Un bar lleno de albañiles a la hora de almorzar. Ellos están pletóricos contandose batallitas y cuando pasa alguna de las camareras (todas chicas jóvenes con ajustadas camisetas) ellos sonríen y le dicen alguna cosa. Cosas bonitas, pues la van a ver todos los días. Una de ellas sonrie y disfruta de alegrar a los trabajadores. Disfruta dispensando buenos bocatas. Disfruta haciendo bien su trabajo.
- Comedor de rosquilletas. Triste. Cerca del trabajo, paso por un pequeño parque donde unos obreros almuerzan en el mismo banco todas las mañanas. Uno de ellos, el más mayor come unos bocatas de impresión. Enormes y buenos. El otro, mas joven y más gordote, come rosquilletas. La expresión de su cara lo dice todo: “mierda de dieta…”.

Ahora estoy muy liado, por eso no puedo actulizar más a menudo. El domingo fui a coger rebollones, y el puente me voy a pirineos. A subir el pedraforca, maravillosa montaña. Espero poder enseñaros fotos con la cima…


Un abrazo y si no os veo, feliz puente.