ROSQUILLETA en Barcelona

miércoles, enero 24, 2007

Pequeñito



Cada vez que toco un poco fondo, cada vez que el tiempo vuela…
(Espero que sea esta canción, por que no puedo escucharla…)

Saliendo del curro a las tantas. Todo cerrado, recordé que no tenía nada de fruta. Joder, me molesta no tener fruta. Una cosa es que no la coma, pero si no hay seguro que no la como. Y me mola que haya, me gusta obligarme (será por que me estoy volviendo mayor y pienso mas en mi salud… no se.)
Llovía que flipas, ya era súper oscuro, y como no tengo nada que hacer mientras volvía, pues me iba fijando en los establecimientos ya que no conozco muy bien la zona donde vivo y siempre me puede ser útil saber donde hay una tienda de regalos movidas así. Nunca pensé queme encontraría una frutería abierta, pero así fue. Allí dentro que entré. Por extraño que parezca, había mas gente, pero bueno. Como me daba igual una fruta que otra, me puse a dar una vuelta por la tienda y allí, entre los plátanos y los kiwis, allí estaba.
Tenía la cara redondita y nada mas verme, abrió aun más los ojos. Yo no soy un tío muy alto, pero claro, para un nano de 1 año y pico si. Que ojos. El estaba comiendo una pera sentado en el suelo. Por su cara estaba esparcida más de la mitad de la pera, y la otra mitad aún la tenía esparcida en las manos.
Le sonreí, siempre me han gustado los niños, y el me devolvió la sonrisa. Entonces me ofreció su pera. Aun nadie le había dicho que no debía sonreírle a los extraños, ni interactuar con ellos. Decididamente compre peras.
De camino a mi casa no podía quitarme la sonrisa que me transmitió ese pequeñito, blandito y puro.