ROSQUILLETA en Barcelona

viernes, mayo 30, 2008

No estés triste

Lo vi, me sonrió, le sonreí. Su madre me sonrió… todo fueron sonrisas.

Ayer fui por palma a llevar unos papeles a consejería de educación. No tenía prisa. Casi paseaba por las calles y tenía que estar al loro para no acelerar el paso. La asquerosa cultura occidental nos hace ir corriendo a todos los sitios. Por ello me esforzaba en disfrutar del paseo. Vi gente que también lo hacía: un pintor, unos abuelitos (poca prisa tenían) y alguna persona que otra. Lo notaba por la expresión de su cara. Era más relaja, más tranquila. Y la verdad, buscaba que sonrieran…

Entonces, al salir de una tienda lo vi… una sonrisa fantástica. Una sonrisa de ángel. Era un angelito. Miraba todo con curiosidad. Observaba todo con increíble detalle. Absorbía información, o mejor dicho, absorbía felicidad.
Me resultó imposible no sonreírle. Él, buscaba una sonrisa sincera. No una sonrisa forzada como estaba acostumbrado debido a ir anclado a esa silla de ruedas. No debía tener más de 6 añitos. Su madre también me sonrió. Increíble cuanta felicidad se puede transmitir en segundos…

Mientras continué mi paseo pensé en que debía pensar el niño. Lo primero que te pasa por la cabeza cuando lo ves, es el clásico: “pobrecito…” y sientes un ínfimo dolor en tu interior.
Pero no creo que sea lo que él desea. Estoy convencido que no desea que la gente cuando lo vea sienta ese dolor. Poneros en su lugar. Imaginar que repartís infelicidad allá por donde vais. Imagina que no puedes hacer nada, no puedes controlarlo, y todo el mundo siente ese pequeño dolor cuando te ve…
Pues dejemos de hacerlo. Dejemos de hacerlo por él. Estoy seguro de que muchas veces no se da cuenta. Pero si creo que percibe cuando la sonrisa o la mirada son de corazón y de buen rollo.

Un cálido abrazo a todos. Hoy en especial para el niño de la sonrisa.
Feliz fin de semana.