ROSQUILLETA en Barcelona

viernes, febrero 02, 2007

El espadachín

Hoy me gustaría regalaros otro cuento.
Es uno de mis preferidos. Y primero os contaré por que conozco tantos. Pero es un secreto, shissss…
El secreto está en los scouts. La última etapa de educando en los scouts consta desde los 16-17 hasta los 21. cuando terminas los 21 años, si tus monitores han sido buenos (y tu has hecho tu deberes…) eres lo que yo llamo, una buena persona. Alguien en quien se puede confiar, alguien que ha minimizado sus miedos, alguien dispuesto a ayudar al mas débil y sobre todo, alguien que no duda.
Bueno, evidentemente, no se trata de que nunca te equivoques, solo pretendemos que tiendas a no equivocarte.
Ok, si alguien tiene alguna duda, ya sabéis, al final, en los comentarios.

Pues mi entrenamiento, constaba, en una gran parte de cuentos.
El cuento que os cuento ahora es mi preferido, el cuento he contado infinidad de veces, de fiesta con mis amigos, a mis niños del los scouts, a una persona que lo necesitaba,…
Y habla precisamente de eso, de la duda. No dudéis amigos.

El espadachín

Hace muchas lunas, en una ciudad del centro de Europa, vivía un espadachín. Se había dedicado a eso toda su vida. Era uno de los mejores (si no el mejor) duelista del condado. Tal vez de todo el reino.
Un físico espectacular, una mente limpia y pura, y una gran sonrisa, lo hacían diferenciarse del resto de normales.
Al día siguiente, como otro cualquiera, tenía un combate. Un combate como cualquiera que había realizado durante su carrera.
Aunque confiaba notablemente en sus habilidades y su técnica, jamás corría riesgos en lo que respecta a su profesión. Meticuloso hasta el último detalle, la noche anterior se acostó temprano.
Con las primeras luces del alba se despertó. Realizo unos ejercicios para hacer despertar sus músculos. Tomó un desayuno liviano. Se vistió con sumo cuidado, tal y como le había enseñado su maestro y partió temprano hacia su cita.
El lugar era un verde prado cercano a un río de aguas cristalinas. En esas mismas aguas refresco su rostro y realizo unos ejercicios técnicos y sus correspondientes calentamientos.
En breve llego al lugar su contrincante. Uno como otro cualquiera. Su mente se mantenía en calma total. Dispusieron las armas. Saludaron, y justo antes de comenzar, el mejor duelista de todo el condado y uno de los mejores del reino, dudo:
- ¿y si me cortaran la cabeza?

Al instante su cabeza fue rebanada y rodaba por el verde césped.

Espero que tengáis un buen fin de semana.