ROSQUILLETA en Barcelona

miércoles, febrero 28, 2007

Un caluroso homenaje a unos grandes amigos

Algunos de ellos incluso me leen.
El viernes, tras previa kdd desde hacía unos días quedamos en la plaza de la virgen, unos amigos de casi ya toda una vida.
Es algo así como una pequeña reunión de club de los poetas muertos (pero sin poemas). Nos juntamos una vez a las mil. Nunca estamos todos, pero la manera de saludarnos es con un abrazo “de los buenos”, y dos grandes besos.
No importa la edad (aunque los viejos cocodrilos, esta vez no vinieron…) los saludos son calurosos.


Lo mejor… No hay miedo.
Podemos decir lo que queramos, por que no hay miedo.
Ya he hablado muchas veces de gente que hay en mí alrededor que transmite paz. Entonces esto es como un sumidero de paz.
Fuimos a un sitio tranquilo, y allí conseguimos (como muy dice el hispano) hablar, como si nos viéramos todos los días.


No importa si alguien se queda absorto escuchando la melodía de una pianista que había en el local, pues el silencio es una sabia respuesta si no has de decir nada.
De verdad que os quiero mogollón.
Es genial tener un grupo de amigos así.
La liante de esta reunión, la cariñosa Paula.


Gracias por hacernos encontrar una vez más.