Esta noche me voy a cenar a la playa con los amigos. Es algo genial, pero lo más increíblemente genial, es que siempre ha estado hay. Es decir, solo se te tiene que ocurrir llamar a un par de colegas y ofertar la idea. Es cuestión de minutos el organizarlo. Y la playa… pues eso, que ya sabes lo estupenda que va a ser. Sentaditos, tranquiletes. No hace falta decir nada, ni hacer nada. Solo con estar en la playa, ya estamos de lujo.
Podemos jugar unas cartas, o contar anécdotas, chistes, historias, movidas, rollos, … pero lo genial es estar tranquilos. Unos bocatas y buen rollito.
Muchas gracias Miguelín por organizarlo.
Y al resto, ya sabéis, cuando me entra el rollo padre, no paro de dar buenos o malos consejos… arriesgaros y salir a la playa, al monte, al parque o a hacer puñetas, pero hacer algo.
Salir y disfrutar. Y reír y por supuesto llorar. Como decía mi abuela, “cuanto más llores, menos te mearas en la cama”. Ahora creo que esa frase, tiene más de un significado.
Besitos…