ROSQUILLETA en Barcelona

lunes, diciembre 17, 2007

Unos días con Xara.

El domingo no pudimos ir a patear. La meteo no acompañaba, ya que venían previstas unas grandes nevadas. Una lástima, ya que el grupete que se apuntó al pateo era genial.
Por otro lado, descansar en casa un domingo acompañado de mi chica… no está nada mal.

Tenía muchísimas ganas de pasar unos días con Xara. La echaba mogollón de menos, ya que no tenemos tiempo apenas para vernos. Además, me conoce tan bien, que me encuentro muy a gusto con ella.

Nos sorprendieron dos cosas. Y ambas en supermercados… curioso.

Era un supermercado pequeño, y solo había una cajera atendiendo. Su lentitud era tal que a mi me entró la risa. Además tenía el don de dirigir varias conversaciones con los clientes, de manera que ralentizaba aun más su trabajo. No logrababa entenderlo. Si es cierto, soy una persona bastante práctica y pretendo ser eficiente, pero en esta ocasión, esta cajera de este supermercado, se llevaba la palma.
Generalmente, no tienes tiempo de meter la comida al mismo ritmo que la cajera va pasando los productos por el código de barras. En esta ocasión, era yo el que esperaba… Y así se quedó. Xara me dijo que no me preocupara, que no tenía más importancia, y es verdad, pero al menos, me sorprende.

El otro caso fue un adolescente comprando en un centro comercial. Sus gritos se podían escuchar a varios kilómetros a la redonda. No importaba si molestaba o no. De hecho, que se le pudiera escuchar, para él era mejor: “Que todo el mundo escuche las imbecilidades que tengo que decir, preparados?”. Al final una cajera le llamo la atención. Y no es que la gente no se de cuenta. Es que se la suda. Le da igual.

Que hay gente genial, ya lo se, pero imbeciles… también hay un rato.