Desde luego el tío que escribió esta canción no vino en barco…
El domingo por la noche embarque en una aventura (y nunca mejor dicho). Me traía el coche a palma y como no, lo hacía en barco.
A las 22:00 estaba en el puerto metiendo el coche dentro de ferry. MI colega Xus ya me avisó de casi todas las cosas que tenía que saber. Una vez dejas el coche aparcado, te diriges a las butacas y coges sitio para poder pasar la noche lo más cómodo posible.
También existía la posibilidad de coger un camarote, pero la diferencia en precio era lo suficientemente importante como para desestimarla…
En cuanto llegué a la sala de butacas, hice una inspección y cogí dos butacas. Que no tubieran un foco encima, ni cerca de la puerta, ni cerca de la ventana. Estaban bien.
Me senté, dejé mis cosas, y como quería dormirme cuanto antes pensé en ir al comedor a comerme el bocata que llevaba preparado. Entonces dejé una bolsa entre las dos butacas y me fui a comer.
Comí tranquilo mientras veía una peli malísima. Era la misma peli que en la sala de butacas. Menos mal que no me gustaba, así me costaría menos dormir…
En cuanto terminé el postre, me fui a la sala de butacas. Comienza la aventura al ver que un hombre había movido mi bolsa y se había sentado en una de las butacas. Claro, que le voy a decir, si había dos sitios. Cojo la bolsa y desesperado busco dos butacas vacias. Ya empezaba a verme la noche hecho un cuatro en las sillas…
Entonces veo dos butacas libres. Bueno, no exactamente. Una de ellas tenía un billete en el respaldo. A lo mejor era de un tío que se había ido, o vete tu a saber. Era lo mejor que tenía, así que me siento en la que está libre. Pero pasa una media hora y allí no va nadie, así que decido acostarme ocupando los dos asientos. Mi aventura continua cuando me despierta un tío enorme con una pequeña patadita en el pie, indicandome que uno de los asientos era suyo.
Me siento en la parte del pasillo. Intento dormi, pero no lo consigo. Al menos puedo estirar las piernas.
Me dice que si voy a dormir. Le digo que si. Entonces me dice que me ponga en la parte de la ventana, que él va estar saliendo y entrando para fumar.
Así que me canvio. Ahora estaba peor todavía. No podía estirar las piernas.
Intento dormir… duermo 20 minutos. Me despierto, leo. No puedo dormir…
Me quiero morir. En este momento me doy cuenta que la situación tiene que cambiar. Sea como sea, por que en unas horas tengo que trabajar, y tengo que descansar…
Así que me levanto, me voy a recepción. Allí no hay nadie.
Me voy a la cafetería. Ya eran la una de la mañana y allí estaban la chica de recepción y la del bar. Le digo a la chica de recepción:
- perdona, ¿puedo ir al coche?
- Lo siento, esta prohibido.
Por supuesto mi idea era dormir en el coche. Comienzo a pensar en dormir en un pasillo tirado como una maleta olvidada o como sea… entonces me fijo que en el comedor hay gente acostada en los bancos. Unos bancos geniales. Se que no se puede pero se lo pregunto:
- y perdona. ¿se puede dormir hay? - señalando a la gente.
- Pues… no.
- ¿Y esa gente?
- Bueno… no las voy a ir despertando una por una.
- Ya…
- …
- …
- Vaaale… puedes dormir hay.
- Bua… muchísimas gracias!!
Antes de que se arrepienta. Cojo mis cosas de la sala de butacas, y me voy casi corriendo al comedor. Me quito los zapatos. Me meto dentro del saco de dormir que llevaba, y… de lo agusto que estaba me costó un ratillo dormir.
Me desperté un par de veces por los tosidos del abuelo que tenía al lado, pero a las 8 podía entrar al colegio a trabajar relativamente descansado.
Esa tarde la siesta fue espectacular.
Para otra vez, ya se que tengo que cenar en la sala de butacas.
Un cálido abrazo y feliz semana!