ROSQUILLETA en Barcelona

jueves, marzo 22, 2007

Abrazos

Ultima historia de fallas, lo mas bonito que se me ocurre escribir.
Ayer conté como resolví el problema de las llaves, pero no conté por que llegué sonriendo a casa…

De casa de mis padres a cada de la dueña fui en metro. Desde luego en fallas no hay otra manera, ya que cortan casi todas las calles (y por cierto, excepto los falleros, todo el mundo se queja…).
Por tanto en el metro va todo el mundo. Desde el mas pijito al punk. La mujer llena de bolsas, el grupo de niños de 15 años con las hormonas a tope, los frikis hablando de rol, y todo el mundo es normal (no voy a definir que es normal, gran estupidez… que es anormal???).
Parada de Ángel quimera, (una de las estaciones mas importantes). La parada a parir y el metro que tarda. Tengo la suerte de encontrar un sitio. A mi lado se sienta una pareja, enfrente una mujer con su hija, y no recuerdo mucho más.
En un momento que no recuerdo, llegan dos amigas. No recuerdo ni cuando llegaron. Mantenía la vista algo empanada, eso que no miras a ningún sitio por que estas en la parada del metro y no hay nada especial que mirar. Pero no se por que me fijé en esas chicas. (Creo que lo explicó muy bien Scarlett, cuando iban en el bus e intentaba imaginar la vida que llevaba el resto de personas…) yo también lo hago. Era una despedida, una de las chicas llevaba una maleta tipo “troler”.
Parecía la típica despedida de dos amigas después de haber pasado unos días de fallas geniales. Parece que una se iba a su ciudad o algo así. De repente, una no aguanta más, es como si el corazón se le saliera del pecho, solo le mira a los ojos. Le coge de la cabeza y le da un beso. Un beso genial. Un beso dulce. Un beso brutal. Largo de al menos 1 segundo o segundo y medio. La otra chica le cogió por sorpresa. Era como si ese no fuera el lugar ni el momento, pero no podía decirle que no. No a ese beso. En un principio no le contesto con el abrazo. Solo se movía su pecho de la excitación. Dios, lo estaba haciendo, le estaba besando allí en medio.
Le cogió de las manos, le arregló la camiseta con una dulzura increíble, le acarició el pelo y se volvieron a besar. Esta vez no hubo sorpresas, no fue un beso repentino como el primero, fue un beso largo y tendido.
En el primer beso, apenas se dio cuenta la gente que había alrededor, pero en este… mucha gente las miró. Algunos sonreían, no se por que lo hacían, pero yo sonreía de felicidad. Les daba igual. No les importaba un pepino nada ni nadie. Solo se necesitaban la una a la otra. No miraban a ningún otro lugar que no fuera la otra persona.
Fue genial. La pareja que estaba a mi lado , murmuraba (un clásico…), pero bueno, a ellas no les importaba y eran tremendamente felices. Supongo que lo único que nublaba su felicidad, era que ese acto era una despedida… pero por ello apuraban al máximo sus últimas gotas de vida.

Me encantó. Me fui súper contento de ver dos personas amándose sin miedo a nada.
Un saludo con muchos mimos para todos.